Los caminos del señor son inescrutables… lo mismo que los de la etnografía. El miércoles de la semana pasada visitaba el Patio Maravillas. La última vez que estuve en él tomé lentejas para cenar y la casa estaba en otro edificio; antes de las lentejas había dado una vuelta por Madrid con la gente de la Bici Crítica. En esta ocasión acudía interesado por un debate organizado por el Observatorio Metropolitano titulado: ‘‘Gobernabilidad y espacios de reapropiación [la ciudad de los comunes 1.0]’. Ondas resonancias con los temas de debate en La Tabacalera; así que no es de extrañar que hubiera muchos de los participantes en el proyecto, lo mismo que de La Casa Invisible de Málaga, de Barcelona y del mismo Patio. Mi trabajo de campo ha comenzado en el Medialab y transita ahora por lugares inesperados. Del Medialab a las visitas en La Tabacalera, el Patio Maravillas, una entrevista en Traficantes de Sueños… Yo viajo al mismo tiempo que los protagonistas a los que sigo. Al día siguiente atiendo en el Medialab otra sesión organizada igualmente por el Observatorio Metropolitano, quienes circulan también por La Tabacalera… Tres contextos radicalmente diferentes, o quizás no tanto.

Lo que me interesó del debate en el Patio y el posterior en el Medialab es el concepto clave en torno al cual el Observatorio, por boca de Ana Mendes, articulan su discusión sobre el espacio: Procomún. En la Tabacalera el concepto clave es autogestión (o autonomía, según a quién le preguntemos). En realidad podríamos llegar a la conclusión de que son muy similares; especialmente si atenemos al procomún tal y como lo define Östrom; sin embargo, los debates a los que atiendo sobre la autogestión y procomún movilizan dos realidades diferentes. Cuando se habla del procomún se moviliza seguidamente algún espacio u objeto (entendido en sentido amplio): recursos hídricos, espacios, cuerpos, órganos… cuando se habla de autogestión, lo que se moviliza a punto seguido es un colectivo, el orden dentro de él y la demarcación entre un dentro y un afuera. Uno piensa en un cierto objeto, el otro piensa en un cierto sujeto. Y cada uno da el otro por sentado. La cuestión que se plantea es qué tipo de preguntas surgen al pensar los colectivos y espacios desde uno y otro concepto, y qué tipo de respuestas y mecanismos se movilizan en cada caso.