Ciencias sociales y humanidades en español
Una de las peculiaridades de la investigación en ciencias sociales y humanidades (frente a las ciencias naturales o las matemáticas, por ejemplo) es que una parte muy importante de nuestra producción académica se vierte en monografías. Los antropólogos, sociólogos, historiadores o filósofos solemos escribir libros. Libros bastante largos.
Los libros son muy importantes en nuestras disciplinas. Aunque también escribimos artículos en revistas especializadas, el formato monográfico define y da cuenta de nuestra cultura académica: nuestros tiempos y ritmos de trabajo (en los archivos, haciendo trabajo de campo, con manuscritos antiguos), nuestros registros narrativos, nuestros estilos expositivos, en suma, nuestra manera de producir evidencia.
Los libros, claro está, los publican editoriales. Y uno esperaría que, tratándose de trabajos académicos, la tarea de publicación estuviera sometida a los principios y rigores de la revisión científica a la que se someten trabajos similares en otras disciplinas.
El caso por excelencia de revisión científica es la revisión por pares ciegos: uno envía un artículo a una revista y el editor de ésta re-envía a su vez el artículo a dos revisores anónimos. Los revisores redactan un informe que, o bien recomienda la publicación del artículo (sujeto o no a ciertas correcciones), o bien rechaza su publicación.
Pues bien, parece que aquí en España, en el caso de la publicación de monografías en ciencias sociales y humanidades, nuestra ciencia es merecedora de una excepción. Apenas encontramos editoriales con una política explícita y transparente de recepción y revisión de manuscritos.
La tabla de abajo compara las políticas de recepción y revisión de manuscritos de editoriales anglosajonas y españolas / iberoamericanas. Incluyo los enlaces a unas y otras.
Nombre editorial |
Política de recepción y revisión de manuscritos |
Enlace |
Duke University Press | Sí | http://www.dukeupress.edu/Authors/manuscript.php |
Harvard University Press | Sí | http://www.hup.harvard.edu/resources/authors/ |
Chicago University Press | Sí | http://www.press.uchicago.edu/infoServices/submissions-faq.html |
Princeton University Press | Sí | http://press.princeton.edu/authors/msub.html |
Stanford University Press | Sí | http://www.sup.org/authors/authors.cgi?x=prospective |
Oxford University Press | Sí | www.oup.co.uk/academic/authors/proposals/ |
Cambridge University Press | Sí | http://authornet.cambridge.org/information/proposaluk/hss/ |
Routledge | Sí | http://www.routledge.com/info/authors/ |
The MIT Press | Sí | http://mitpress.mit.edu/authors/ |
Berghahn | Sí | http://www.berghahnbooks.com/index.php?pg=author_info |
Y las editoriales españolas / iberoamericanas:
** La primera versión de esta entrada hacía constar que el CSIC no tenía política de revisión y recepción de manuscritos. Con fecha 21 de marzo recibo un correo desde la Vicepresidencia de Organización y Relaciones Internacionales, y la Dirección del Departamento de Publicaciones, en el que se me hace ver que mi tratamiento del tema ha sido “muy superficial”, pues el CSIC cuenta, en efecto, con una normativa de 21 de julio del 2005 que describe expresamente las funciones de un Comité Editorial. Se me recuerda, además, que “una norma no tiene porqué estar en la web”. En este caso parece ser que la normativa se encuentra en el Archivo del Departamento de Publicaciones. Les pido entonces copia de la normativa, que me hacen llegar por correo.
Como creo que la susodicha normativa es un documento de cierto valor público, y en la medida en que no creo que esté disponible en otro lugar en Internet, me tomo la libertad de colgar una copia aquí.
Las otras dos editoriales españolas / iberoamericanas con una política clara y transparente de recepción y revisión de manuscritos son el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y el CIS. Chapó para ellos.
La página del CIS, no obstante, no da cuenta propiamente de una política de recepción y revisión de manuscritos. Dice, sí, que cumple con los criterios de calidad de la ANECA, ANEP y CNEAI. Y publica la dirección de correo electrónico a la que enviar nuestras propuestas.
También, y en esto la práctica del CIS es encomiable, publica la lista de evaluadores que han revisado textos en años anteriores (ejercicio, por cierto, que ninguna editorial anglosajona lleva a cabo).
Edicions Bellaterra tiene un protocolo establecido para el envío de manuscritos, aunque no esta claro quién y cómo van a ser revisado los textos.
Gedisa publica un formulario online en el que podemos dar a conocer nuestra propuesta de libro a la editorial.
Todo esto nos lleva a pensar que la gran mayoría de los académicos que publican libros en España lo hacen porque tienen ya trato con las editoriales. Salvo los casos ya mencionados, no hay ‘puertas de entrada’ al mundo editorial.
Publicar en español resulta por tanto un misterio. No sabemos cómo hacer llegar un manuscrito a una editorial. Tampoco sabemos sin son revisados los manuscritos una vez están dentro; ni las personas (quiénes, cuántos) que pudieran llegar a revisarlos; ni los criterios de calidad que les serían aplicados a la revisión; o las exigencias de cumplimiento de las correcciones o sugerencias devueltas por la revisión.
Dicho de otro modo, la edición de trabajos en ciencias sociales y humanidades en español visa como ‘académicos’ textos que probablemente no han pasado control de calidad científico alguno.
Por todo ello, nos urge a los académicos lo siguiente:
– Si sabemos de editoriales que, efectivamente, tengan en marcha políticas de recepción y revisión de manuscritos, solicitarles con urgencia que lo hagan constar en sus páginas web.
– Si conocemos a los editores / responsables de las líneas académicas de una editorial, solicitarles cumplan con los requisitos y protocolos propios de una política de recepción y revisión científica de manuscritos.
– Entretanto, negarnos a publicar en editoriales que no cumplan con políticas de ciencia abierta.
No son éstas meras cuestiones de trámite (aunque sin duda algunos espabilados no tardarán en cumplir el expediente haciendo tal).
Los textos en ciencias sociales y humanidades que publican hoy en día la mayoría de las editoriales españolas e iberoamericanas nos podrán gustar o no. Pero en el mejor de los casos son el resultado de políticas editoriales opacas y cerradas. Y en el peor de los casos, el resultado de relaciones endogámicas y clientelistas.
¡Chapó para ti por hablar alto y claro! Y hacerlo en un mundo (el académico en España) donde, por desgracia, aún cuenta mucho más de quién seas amigo, hijo, primo o amante que la calidad del trabajo bien hecho. Salud,
Ester Massó Guijarro. CCHS-CSIC.
Bien dicho!! Que salgan del oscurantismo ya, que tenemos mucho que hacer, que investigar, que publicar y queremos otra forma de construir el conocimiento ya!! Que lo tienen secuestrado!!
Monica Cornejo. UCM.
En realidad no hay tanto misterio. Actualmente (y agravado por la crisis económica en general y de la venta de libros en particular) para publicar en muchas editoriales es preciso pagar una parte (o incluso toda) de la edición, o bien del bosillo del autor o de los fondos de investigación a disposición del autor. Subsisten los casos de ser amigo del coordinador de una colección editorial, o que tratándose de un libro de texto tenga garantizada una buena venta. Y también (este caso de subsistencia no es de los peores) que el texto tenga un título y un contenido con garra comercial. Creo que en España pocas veces se ha publicado un libro por su calidad, al margen de amistades, público potencial o poner la pasta.
Por todo ello hay tendencia en las agencias de evaluación a preferir artículos de revista a los libros, pero la evaluación en las revistas también tiene sus deficiencias. Pero eso ya es otro asunto.
Lo que señalas, con todo acierto, tiene además, a mi modo de ver, dos consecuencias no deseables:
1. Que publicar libros, a pesar de que, como tú mismo indicas, es una actividad muy ligada desde siempre a la investigación en ciencias humanas y sociales, ha pasado a considerarse menos digna de consideración que publicar artículos, de forma que un trabajo de reflexión, sólido y maduro, a veces es peor evaluado que un artículo breve, más o menos superficial e improvisado bajo presión.
2. Que publicar en español se convierte en un demérito, precisamente porque se presupone que las obras en castellano no han superado filtros equivalentes a las que se publican en inglés, por ejemplo. Esto incide enormemente en el alejamiento de nuestra lengua del ámbito de la ciencia y en su identificación exclusiva con el del ocio y (en el mejor de los casos) el de la cultura.
Felicidades por al entrada. En la actualidad el CIS sí que tiene publicadas normas editoriales s e instrucciones a los autores en prácticamente todas sus colecciones de libros. Por cierto, muy similares a las de cualquier revista científica. Lo dicho, felicidades!!
No hay ningún misterio. Como indica Pascual Martínez Freire, en España los libros los sufragan los fondos públicos (e.d. los que el contribuyente paga con sus impuestos) a través de, en el mejor de los casos, proyectos de investigación y, en la mayoría no tan benigna de casos, a través de subvenciones que oscuras comisiones universitarias deciden otorgar en oscuras reuniones en oscuras salas en oscuras circunstancias.
Las editoriales anglosajonas de prestigio jamás aceptan subvenciones y no publican libros que consideran que puedan acarrear pérdidas en el mercado académico, lo que solo se puede valorar de antemano mediante un análisis competente de expertos. La idea de que uno se sufrague sus libros de su propio bolsillo, o que lo hagan las instituciones a través de fondos públicos, es sencillamente incomprensible en ese mundo.
Gracias a todos por los comentarios.
Pascual & Mauricio: estoy (parcialmente) de acuerdo con el diagnóstico del mercado editorial y sus mecanismos de financiación. Pero no veo qué relación pueda tener eso con el hecho de si los manuscritos están sujetos o no a un proceso de revisión. O se revisan o no se revisan. Y desafortunadamente lo normal es que no se revisen, dando con ello pie a las consecuencias que apunta Juana.
Gracias, Alberto. El punto de mi intervención es precisamente que no hay incentivo en España para solicitar informes, por pares a ciegas, o de cualquier otro tipo, de libros manuscritos. Las decisiones acerca de qué manuscritos publicar normalmente se han tomado ya, en virtud de las políticas de subvenciones, antes de solicitar tales informes.
La pregunta a la que me gustaría que mis comentarios dirigiesen es ésta: ¿cual es la razón de ser (e.d. la causa) de la práctica tan peculiar de otorgar subvenciones públicas a editoriales (e.d. empresas privadas que operan según criterios de mercado) para que publiquen libros que de otra manera no publicarían, porque nadie los compra ni lee? Creo que al mundo académico hispano le convendría reflexionar sobre esta pregunta, pues entraña algunas claves de nuestros males …
He mirado por curiosidad en mi propia Universidad y encuentro, con sorpresa, que sí tienen algo parecido:
Eso sí, advierten que valoran positivamente la subvenciones…
evaluadores externos aumenta el coste del libro. porque ¿pagarán las editoriales por este servicio cuando su criterio de publicación es que haya mercado seguro o que se cubran parte de los costes?
¿habeis sido evaluadores externos de algún artículo o monografía para alguna editorial o revista con destino comercial? ¿Os han pagado por ello?
Por cierto, ¿cuanto dinero habeis sacado de lo que publicais? A mi me suelen “pagar” con libros.
Muy buen trabajo. Ahora bien, falta la otra cara de la moneda: la propia corrupción implícita al sistema de arbitrajes y a las líneas editoriales que determinan lo-que-es-académicamente-científico y lo-que-no-lo-es en los distintos ámbitos de las Ciencias Sociales.
Lo digo porque también en el ámbito anglosajón el decidir qué se publica y qué no compete no tanto a cuestiones científicas como a cuestiones de estructuras de poder dentro de la Academia. Por eso habrá autores que jamás lograrán colgar sus artículos en ciertas revistas mientras sigan dirigiendolas ciertas personas o equipos de investigación. Eso, en lo tocante a España, se traduce en que hay revistas reservadas para acólitos -de partido, de amistad, corporativismo, etc-, en las que no se respeta el orden de llegada y en las que los árbitros van con perfil para aceptar o no el artículo… además de que no son ciegos, sino todo lo contrario, saben perfectamente quien es el candidato y lo que se pide de ellos.
En definitiva, y de nuevo, el sistema no es el culpable, sino la aplicación del mismo. Y eso, en España, es sangrante.
Saludos